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Escenario #1: Dictadura corrupta, pero con libertad de culto
Escenario #2: Dictadura corrupta, pero sin libertad de culto
Un tema de actualidad que se está comentando mucho últimamente entre los círculos cristianos tiene que ver con la posibilidad, ahora aparentemente bastante real y verdadera, de que muy pronto vamos a estar sufriendo de una desatada persecución contra los cristianos en los Estados Unidos. Aunque hasta hace poco el tema de persecución cristiana en este país era un tópico que parecía circular solamente en las publicaciones sensacionalistas o de las teóricas de conspiración, desde el año 2,015 ya estamos comenzando a escuchar a diversos pastores, periodistas y otras personalidades cristianas hablar sobre el tema, grandes hombres de Dios tal como Rod Dreher, Carl Gallups, Billy Graham, John MacArthur, Todd Friel, entre otros.
Situación hipotética
En una situación hipotética, aunque bastante posible en nuestros tiempos, estaré en esta oportunidad analizando como el cristiano debe de responder a la autoridad de un gobierno dictador; en particular, uno que restringe o suprime totalmente muchas de las leyes que hoy en día las consideramos derechos inquebrantables. Tal acontecimiento podría suceder de la noche a la mañana. Por ejemplo, como posible consecuencia de una ley marcial, la cual que se podría establecer como resultado inmediato de un enorme desastre natural, tumultos callejeros, o inclusive después de un inmenso colapso financiero.
Entonces, para poder discernir mejor acerca sobre cuál debe ser el comportamiento moral del creyente ante una dictadura en este país, es importante examinar primero lo que la Biblia dice sobre el rol del gobierno y sobre nuestras obligaciones para con las autoridades en “tiempos normales” (Cevallos, Morris, 218).
De acuerdo a principios éticos cristianos, el comportamiento “estándar” o “predeterminado” del creyente debe ser la sumisión al estado. Este es el principio básico que San Pablo además explica claramente en Romanos 13:1-7 (ver también Tit. 3:1, 2). Uno debe someterse (vv.1,5) y apoyar (vv.6-7) a las autoridades civiles porque estas están establecidas por mandato directo de Dios (v.1). Uno además debe de respetarlas no solo porque llevan “la espada”, es decir pueden castigar al impío (v.4); sino también por motivos de conciencia (v.5), la cual debe ser la principal motivación para el creyente. Un tercer punto algo similar, sería que, usando nuestro soporte financiero (vv.6-7; cf. Lc. 20:25; cf. Lacueva, 212) y el apoyo moral (v.5b; cf. 1 Pe. 2:17), el gobierno tiene (entre otras obligaciones) la responsabilidad de castigar al impío (v. 4).
Escenario #1: Dictadura corrupta, pero con libertad de culto
Ahora, regresando a nuestro caso hipotético, ¿Qué pasaría si en el país donde uno vive se levanta un dictador sumamente corrupto e inmoral, pero que (en un primer escenario) no impida la libertad de cultos? ¿Deberíamos de obedecerle aun en cuanto a su condición moral? MacArthur aparentemente pensaría que sí, pues para él, «las autoridades superiores» en el versículo 1 se refieren a: “Todos los funcionarios de la autoridad civil sin considerar su competencia, moralidad, sensatez o cualquier otra condición” (MacArthur, Ro. 13:1). Además, debemos de notar también, que el que se opone a la autoridad, acarrea para sí mismo condenación (v.2).
Aunque esta actitud de Pablo podría parecer a muchos cristianos demasiado sumisa y favorable con respecto al gobierno (Cevallos, 216), “Es claro que hay límites a esta sumisión” (217). MacArthur también opina de una forma bastante similar, y para sostener su argumento, cita un buen número de pasajes bíblicos (Éx. 1:17; Dn. 3:16–18; 6:7, 10; Hch. 4:19).
Escenario #2: Dictadura corrupta, pero sin libertad de culto
Por eso, en nuestro ejemplo hipotético, supongamos finalmente que este dictador ahora comience a perseguir a los cristianos y no nos deje (entre otras cosas) compartir la Palabra con otros (cf. Giles, 260), en este segundo escenario, ¿Debemos de continuar sometidos a este tipo de autoridad? En mi humilde opinión, la respuesta seria “no.” Aunque considero que todavía podemos respetar aquellas leyes justas que todavía quedan, no lo debemos hacer con aquellos mandatos específicos que colapsan directamente con nuestras ordenanzas divinas. Por supuesto, va a ver siempre casos más dramáticos tales como lo que pasó en Alemania en los años previos a la Segunda Guerra Mundial (cf. Giles, 265, 266) o lo que va a pasar en el futuro según Apocalipsis 13. En estos últimos casos extremos, mi opinión es que nuestra oposición al estado si tendría que ser total y definitiva.
Situaciones Extremas
Como regla general, entonces, cuando hay un conflicto entre las leyes civiles y divinas, es nuestra obligación moral como cristianos de obedecer únicamente a las leyes divinas. “En un conflicto de deberes, hay que escoger siempre el valor más alto. Por ejemplo, en la alternativa de tener que obedecer a Dios, o a una autoridad humana, es menester obedecer a Dios, arrastrando las consecuencias” (Lacueva, 135).
Ejemplos de estos mandatos específicos que van en contra de nuestros principios éticos y espirituales lo podemos encontrar en la lista de citas de MacArthur que acabo de mencionar. Entre estas citas destaca en mi opinión Hechos 4:19-20 (Escenario #2: cuando no hay libertad de culto, es decir, aquí restringieron totalmente el derecho los apóstoles a compartir la Palabra de Dios), la cual registra la primera respuesta que Pedro y Juan dieron a las autoridades judías cuando estas les prohibieron hablar sobre el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Lacueva, 212).
Otro segundo caso extremo entre las citas que MacArthur menciona tiene que ver con las parteras y el nacimiento de Moisés (Éx. 1:16-17). En aquellos tiempos, el Faraón (es decir el rey del antiguo Egipto) había mandado a matar a los bebes varones en el momento del nacimiento. Sin embargo, las parteras desobedecieron al Faraón pues temieron aún más a Dios (v. 17) que, y por eso escogieron dejar vivir a los bebitos.
En ese entonces todavía Dios no había promulgado los Diez Mandamientos en el cual iba a figurar la ordenanza de no matar, pero evidentemente las parteras sabían, por las leyes de Dios escritas en sus conciencias (Ro. 2:15), que era malo matar y por lo tanto no lo hicieron. El resultado fue que Dios vio con agrado las acciones de las parteras y las bendijo (v.20). La orden, en este caso, no era solamente salvar la vida de los bebitos varones, por supuesto. Sino la orden era más bien no matar a ningún ser humano como regla general, lo que se conoce como el principio de la santidad de la vida (Giles, 42, 83-85, 272, etc.; Lacueva, 65).
Carlos Chapa
Si desea citar este artículo (Chicago/Turabian):
Carlos Chapa, "Ética Cristiana Aplicada: Dictadura y Libertad de Cultos," Cristianismo.CC. https://cristianismo.cc/mensajes-cristianos/etica-cristiana-aplicada-dictadura-y-libertad-de-cultos/ (visitado el 4 diciembre, 2024).
Notas Bibliográficas:
Juan Carlos Cevallos, Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 19: Romanos. (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2006).
James E. Giles, Bases Bíblicas de la Ética (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2010).
Francisco Lacueva, Ética Cristiana, vol. X, Curso de Formación Teológica Evangélica (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 1975).
John MacArthur, Biblia de Estudio MacArthur (Edición digital sin números) (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1997).